lunes, 4 de mayo de 2009

¿Universitario, yo?

-¿Que todavía no has ido a Marengo?
-Pues... no.

-¿Y qué clase de universitaria eres tú?
Así pintan las cosas por aquí. Y es que parece ser que la vida como estudiante superior no es vida sin salir de fiesta todas las semanas, al menos una vez cada siete días. Pero yo no estoy de acuerdo con eso. Sí, me temo que hoy me toca volver a reflexionar, aunque lo que vaya a dejar por aquí dé lugar a polémicas y no agrade a la mayoría, ni mucho menos...

Esto ya viene de lejos. La enseñanza secundaria nos enseña a todos grandes lecciones de la vida: el chico aplicado es el tonto, el aburrido, el serio. El empollón. El que no hace nada y está todo el día en su peña con los amigos, es la panacea de la diversión. Pero esto ya es sabido por cualquier joven y adulto que haya pasado por el instituto. Y, en cierto modo, es admisible e incluso perdonable: es lo que tiene ser niño o adolescente.

Comienza la universidad. De acuerdo; ya es hora de ir sentando cabeza académicamente, ¿no? Tus padres se sacrifican por ti, invierten sus ahorros en tu eduación. Correspóndeles con un mínimo de esfuerzo. Tus profesores van a clase para algo más que ver tu bellísimo rostro. Correspóndeles con un mínimo de atención, o al menos de silencio, o al menos de ausencia, si es que no te sientes con energías como para aguantar la lección diaria. Tus compañeros acuden para tomar apuntes o al menos para prestar atención (sí, hay alumnos interesados en la asignatura, existen, ¿eh?) Correspóndeles con un mínimo de respeto.

Pero no, la correspondencia escasea. Y es que eso no es lo entretenido, lo guay. La frase estrella del mayor de edad: "Tengo 18 años, puedo hacer lo que quiera". Por supuestísimo que puedes. Pero, ¿sabes qué? Que los 18 años no sólo implican tener libertad para faltar a clase, hacer lo que quieras cuando quieras y salir de fiesta miércoles, jueves, viernes y sábado para después volver borracho perdido, tambaleándote, hasta la puerta de tu casa. Los 18 años también significan responsabilidad. Oh, gran vocablo que asusta a muchos. Responsabilidad es tener en cuenta las repercusiones de tus decisiones. Responsabilidad es ser consecuente con tus actos. Responsabilidad es tener 18 años. Ni más, ni menos.

Lo triste es que mucha gente no se da cuenta de esto..., y luego pasa lo que pasa. "¡Mamá, mamá, el profesor me odia! ¡Me ha puesto un 4 y tenía un 4.9!" Es en ese momento cuando acudimos a mamá. Quizá es que no sabemos asumir las consecuencias. Quizá es que hemos pasado todos los días de la semana de juerga y no hemos pisado el aula. Quizá es que era más agradable tomar el sol durante toda la mañana que atender a un viejuno. Pues ya está. Responsabilidad. ¿Quién tiene ahora los 18?

Y resulta que lo que a mí me molesta no es que piensen que soy una aburrida y que carezco de modos de diversión por pensar esto y hacerlo. Tampoco me quita el sueño que la gente sea vaga, incompetente, poco trabajadora o pasota. Lo que a mí me repatea es no sea consecuente.

Perdonad que sea tan drástica, pero es algo muy cierto que más personas de las que creemos conocen... Y a mí ya me molesta un poquito que me vengan tan a menudo con frases como las de la cabecera.

Ahí queda la cosa; las opiniones sobre el asunto serán muy diversas y aceptables.

Aligerando... entre tanta alegría culé, esta mañana he encontrado un poco de desdicha madridista. El apósito en la mejilla de mi profesor de Historia de España, acérrimo merengue, hacía patente su rabia ante tan aplastante derrota. Él ha insistido en la idea de que se ha caído. Nosotros no le hemos creído. Aunque él ya lo daba por supuesto... Pacifismo, señores, pacifismo.

Escuchando... Polly, de Nirvana.


7 comentarios:

Dani dijo...

¡Ole, ole y ole! Ahí es nada. La verdad es que lo había pensado varias veces, pero puesto por palabras y tan ordenadito resulta realmente persuasivo. La mayoría de edad es sinónimo de libertad, pero también quiere decir haber madurado lo suficiente como para entender que el significado de 'libertad' es algo más que esa 'facultad de hacer lo que me dé la gana, sin ser consecuente de mis actos'.

Además, qué narices. ¿Soy el único al que una gran parte de las noches de juerga (en el sentido que acostumbramos) le parecen un auténtico coñazo? ¿No opina nadie que las mejores noches son aquellas que se salen de lo común, de lo ordinario, de lo "socialmente establecido"?

(¿Se nota mucho que este tema me interesa?)

Marta González Coloma dijo...

Se nota, pero a mí también :D

Escribiré otra entrada sobre lo "socialmente establecido" un día de estos, porque lo que has dicho es totaaaaalmente cierto: me pasa lo mismo que a ti.

Álex Garaizar dijo...

Estoy totalmente de acuerdo. Mira que no soy nada aplicado, pero al menos soy consecuente y, aunque no lo parezca, bastante responsable. No pretendo buscar excusas cuando algo me sale mal. De ahí esa sabia frase "Yo soy yo y mis consecuencias". Parece tonta, pero tiene mucho sentido.

De todas formas, te veo peleona, ¿eh? Seguro que quieres guerra de comentarios, que ya sólo prejuzgarnos como "objetores" delata un hambre de discusión XD

Pues no será mi caso, me temo. Eso sí, te diré que también me repatea la gente que me manda callar de la forma más borde en clase y que luego habla por los codos cuando intento tomar apuntes. Hala, ahí queda eso xP

Y sí, no entiendo por qué la gente suele calificar el pasado sábado noche como "increíble", cuando en realidad ha hecho poco más que comerse los mocos*.

* Mejor me ahorro el chiste verde.

Marta González Coloma dijo...

Álex: por supuesto que quiero discusión, para eso escribo la entrada :P

Gracias por recordarme lo de "sábado increíble", es otra cosa que también me repatea pero que no venía mucho al caso. Pero es cieeerto.

Lo único que no te perdono es que te hayas saltado a la torera el relato del chiste verde.

Anónimo dijo...

Yo no estoy totalmente de acuerdo. Está claro que tener 18 años implica madurez, responsabilidad, etc. Pero también implica que eres joven, que eres mayor de edad y que las oportunidades vuelan y no vuelven. Antes de que te des cuenta tendrás 40 años y desearás tener 18 de nuevo. No creo en los extremos. Pienso que todo se puede hacer. ¿Por salir de fiesta todos los fines de semana quiere decir que has desaprovechado el tiempo el resto de los días? No sé, para mí se puede disfrutar y a la vez ser responsable. Está claro que los padres no nos pagan la universidad para que hagamos el vago. Pero sólo se es universitario una vez. Cuando estás en el instituto, tus padres te limitan mucho. Cuando eres universitario eres "libre", más libre que nunca antes en tu vida. Las responsabilidades se resumen en una: sacarse la carrera dando lo mejor de uno mismo. ¿Y por qué eso tiene que estar reñido con todo lo demás? ¿Todo es blanco o negro? Existe el gris. Y luego ese tiempo pasa y resulta que estás hasta arriba de responsabilidades, así que no puedes hacer lo que te viene en gana.
El día que pasa no vuelve. Suéltate la melena un día, Marta. Te estás volviendo demasiado responsable. No quiere decir que sea malo, pero sé que no eres todo lo feliz que podrías ser. A veces es bueno olvidarse de las responsabilidades y simplemente vivir. Eso no quiere decir que vayas a Marengo, porque cada uno se divierte como quiere. Quiere decir que hagas las cosas que te gustaría hacer, antes de que de verdad nunca puedas hacerlas. No es sólo el concierto de Green Day. Sólo es un ejemplo de las muchas cosas que te has perdido y seguirás perdiéndote. De verdad se puede compatibilizar responsabilidad y diversión. No dejes que tus padres dicten tu vida, sé tú misma, no lo que ellos quieren que seas.

Arantza

Marta González Coloma dijo...

Dos cosas.

La primera, que me refería prácticamente a lo mismo que tú, a divertirse, pero sabiendo lo que haces. ¡Claro que hay que pasarlo bien!

Lo segundo, que esto no tiene nada que ver con mi vida personal. Sea como sea, he hablado en general y para que opinen los demás sobre el tema, no sobre mí... por lo menos no en esta entrada.

Un beso, Arantza.

Anónimo dijo...

Lo siento, sé que no me tenía que haber referido a ti aquí. Borra lo que he escrito si quieres. Simplemente me he puesto a escribir y unas cosas me han llevado a otras. I'm sorry.

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