jueves, 28 de mayo de 2009

Perfectamente imperfecto

Debo de ser tonta. O algo parecido.

Son muchas las veces que me pregunto por qué soy tonta exactamente. Si por no aguantar lo que me toca o más bien por no aceptarlo. Me da la sensación de que es lo primero, porque me parece que hace tiempo que me percaté de que, como decía mi madre y sigue diciendo, "Don Perfecto se murió".

"Me sacas de quicio". Una de mis frases estrella, sin duda, que evidencia una realidad que no debería negar. Y es que él no es el summun de las virtudes. No se trata de un muñequito ideado a mi medida, un señorito hecho en exclusiva para mí, que tiene todo lo que podría desear de un hombre. Eso sólo es un sueño apto para una ingenua. Porque es humano..., y yo también lo soy.

Ciertamente, me saca mucho de quicio. Me pone de los nervios que no pare de charlotear y luego me llame habladora, que sea un bocazas y un inoportuno, que carezca de sentido del disimulo y, por añadidura, que se cabree de maneras escandalosas (aunque se supone que yo también lo hago, vaya por Dios...) No puedo con su manía de comenzar una frase y dejarla a medias, como queriendo entrever un reproche que muere a mitad de camino; ni tampoco me convence nada su forma de ignorar un tema importante, o al menos de hacer que lo ignora. Ahí sí que es un buen disimulador, sin duda. Me saca especialmente de mis casillas, además, que empiece comentando algo y se vaya por otros derroteros, desviándose del punto central de la charla/debate/discusión acalorada por completo; así como su innata cualidad para creer que lo mejor del mundo mundial es lo suyo: lo que a él le gusta, lo que él valora, en lo que él cree firmemente. Y, para coronar el pastel de defectos, he aquí lo que más aborrezco: su orgullo, su maldito y honorífico orgullo.

Da la impresión, a todas luces, de que describo a una persona que odio. Pero, dejando de lado que no me gusta odiar a nadie, resulta que esta es una persona a la que adoro. ¿Irónico? Quizá. O quizá no tanto.

Y es que esta gran paradoja, bien vista, va dejando de contradecirse en todos sus puntos por el simple hecho de que cada uno de los defectos es compensado por sus virtudes. Incluso algunos de estos defectos enumerados minuciosamente se transforman, de alguna manera, en algo encantador.

"¿Qué es lo que te gusta de mí?" Esa complicada pregunta se me ha venido planteando por su parte desde hace ya un buen puñado de semanas y semanas. Difícil respuesta, pero que (¡mira tú qué gracioso!), me ha venido nítidamente a la cabeza precisamente por sus honorables meteduras de pata.

Me gusta su sonrisa pícara cuando se pone orgulloso, esa sonrisa que parece susurrar: "mi orgullo es tan sólo una coraza, soy bueno en el fondo". Me gustan sus convicciones, aunque esa fuerza acabe por ser arrolladora y apabullante. Me gusta que hable tanto o más que yo, porque disimulo mi propio defecto. Me gusta que varíe los puntos de una conversación, pues me acabo enterando de cosas alucinantes acerca de las que no pretendía conversar. Me gusta que alardee de sus conocimientos: nunca dejo de aprender a su lado. Me gusta que se haga el desinteresado cuando, en realidad, ha prestado atención a todas y cada una de mis palabras, y les ha dado mil vueltas. Me gusta que tenga cosas por las que luchar, vivir y creer. Me gusta él.

Él es la única persona que puede hacerme reír y llorar al mismo tiempo. ¿Por qué? Porque tiene el sutil encanto de ser perfectamente imperfecto.

Señoría, ruego encarecidamente su perdón, pues, en el fondo... yo también lo soy. Sobre todo lo segundo.

Reflexionando...

Hay defectos que manifiestan un alma bella mejor que ciertas virtudes.
Cardenal de Retz

4 comentarios:

Anónimo dijo...

He de confesar que a pesar que desde el primer momento has usado el masculino, me ha parecido en todo momento (o en casi todo, al menos)que hablabas de ti. Obviamente no conozco tanto a Álvar (aunque podría escribir una enciclopedia con las miles de cosas que llegas a contarme de él cuando estoy contigo) pero siendo como pienso que sois, tan diferentes y tan idénticos al mismo tiempo, cada día estoy más convencida de que estáis hechos el uno para el otro.

Un besazo a los dos ;).

Arantza.

Marta González Coloma dijo...

Gracias Arantza, no tengo nada más que decir :)

Álex Garaizar dijo...

Es muy bonito, y una gran verdad.

Anónimo dijo...

"Si te dijera que te amo por algo que cambia con el tiempo, no sería amor verdadero. Te amo por todo y por nada en concreto, porque eres tú."

Powered By Blogger