martes, 19 de mayo de 2009

Acobardamiento

Esa es la palabra exacta y, por desgracia, define con demasiada precisión lo que he sentido hace muy poco.

Esta mañana, tras haber perdido el autobús urbano y, en consecuencia, haberme quedado fuera de clase, me he dirigido a la universidad más tarde de lo normal. Volviendo, he vuelto a gastar más saldo de mi tarjetita. Adelante, a casa. Pero algo ha roto mis esquemas.

Estaba sentado justo en la primera fila de asientos del fondo, a la derecha, junto a la ventana. No he querido creer que era él. Me he acomodado en sentido contrario, paralela a dicha fila, decidida a hacerme la sueca por miedo. O tal vez por cobardía.

Insistía en escrutar el paisaje exterior a través de la ventana para distraerme, o más bien para parecer distraída, al tiempo que sentía sus ojos clavados en mi espalda. "Seguro que está pensando si soy yo o no. Se dirá: <<¡Cuánto ha cambiado! ¿Acaso no me reconoce?>>, y comenzará a recordar el verano del año 2005. Le vendrá a la cabeza la fiesta de disfraces en la que nos intercambiamos la ropa, cuando él se puso mi falda e iba tan gracioso. Rememorará los paseos por el río y por el pueblo, en los que hablábamos de todo y reíamos por nada. Como un chispazo, aparecerán en su memoria esos instantes juntos en las "quedadas". Y también se acordará de nuestras llamadas telefónicas, que unían el pico de Navarra, ese norte que es su hogar, con el sur de la comunidad, de donde provenía mi voz. Por supuesto que no pasará por alto esos continuos proyectos de cita que quedaron en agua de borrajas, ni el día que me anunció que, posiblemente, estudiaría en Pamplona. <<¡Nos podremos ver!>>, decíamos, claramente contentos.

Sí, nos podemos ver. Pero de otra forma. Hoy le he visto, con su tubito de arquitecto, su mochila y unas Converse parecidas a las que se compró aquel día con tanto entusiasmo. También llevaba barba; esa barba que tantas veces le dije que se afeitara porque le hacía más mayor, proposición que él rehusaba aunque yo le diese la vara y acabáramos riéndonos.

Quería, deseaba, acercarme y decirle hola, preguntarle qué tal le iba todo y tratar de volver a lo de antes. Pero, por alguna extraña razón, ninguno de los dos se ha movido ni ha tomado la iniciativa. La barrera invisible que nos separaba al uno del otro era fuerte, y ni yo ni él nos hemos atrevido a romperla.

Lo curioso es que nunca nos enfadamos ni jamás nos traicionamos. Simplemente, sobrevino el distanciamiento. Y sólo cabe preguntarse: ¿por qué?

A lo tonto, el tiempo va pasando: todos lo sabemos. Pero lo que llega a irritar es que pase en vano..., y no se aproveche lo que en su día fue una preciosa amistad.

Prometo que la próxima vez me sentaré a su lado, para renovar el antiguo vínculo.

Porque lo que se une no debe separarse por razones tan ligeras.

Reflexionando...

Recorre a menudo la senda que lleva al huerto de tu amigo, no sea que la maleza te impida ver el camino.
Proverbio indio

5 comentarios:

Álex Garaizar dijo...

Qué pena. A veces pasa que haces algo y no sabes por qué lo has hecho. Luego piensas que ya es demasiado tarde, y después que ya lo cambiarás la próxima vez.

Andoni Garrido Fernández dijo...

Y, algunas veces, cuando se te presenta una segunda oportunidad, vuelves a dejarla pasar. Y piensas: "De la siguiente no pasa".

Así sois los seres humanos.

Dani dijo...

Esto... esto no te pasará cuando me veas, ¿no? Tengo miedo. Hace ya cuatro años, ¡cuatro!, que no nos vemos así, cara a cara. Tenemos que pensar alguna forma original de reaccionar cuando por fin nos reencontremos. Independientemente del lugar, del tiempo o de la situación. Habrá que ir maquinando algo, pero no nos puede pasar eso que cuentas hoy. Me niego.

javixu dijo...

Quizás a mí me hubiera pasado lo mismo, no sé, a veces no soy tan valiente como parece...

Un besito!

Marta González Coloma dijo...

Álex, Andoni, Javitxu: los tres tenéis razón. La mayor parte de las veces nos acabamos acobardando.

Dani: precisamente porque es la mayoría, ten por seguro que contigo no me pasará. Pero, por si acaso, habrá que maquinar algo :)

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