martes, 26 de mayo de 2009

Ciudadana ejemplar

Más de una vez me han dicho que carezco de sentido de la orientación, y la verdad es que es cierto. La flamante oficina de Correos y Telégrafos de Pamplona estaba en pleno centro, en el Paseo de nuestro querido Sarasate, pero a mí ni se me había ocurrido fijarme, lo que ha significado que me he tenido que servir de unos tres transeúntes para llegar a buen puerto. Preguntando se va a Roma, oye.

Una y veinticinco de la tarde. Felizmente ubicada, flanqueo las gruesas columnas de la portalada para introducirme en dicha oficina, y no para mi sorpresa me encuentro con una estancia abarrotada hasta los topes. A tirar de numerito y a esperar.

Siendo franca, no es que la paciencia sea mi mayor virtud; por lo tanto, aguardar con un ticket en mano viendo a gente con el mismo rostro marcado por el aburrimiento no es precisamente placentero. En todo caso, me coloco los auriculares sabiendo que faltan más de una veintena de números para que llegue mi turno.

Las esperas, en el fondo, no vienen tan mal. Puedes pensar en las cosas que tienes que hacer durante el día, observar a las personas de alrededor y regocijarte con las conversaciones de los ancianos de al lado, e incluso sopesar pros y contras en materia política. Sobre todo esto último, si se tiene en cuenta que estaba aguantando eso por ser una ciudadana ejemplar. Sí, también por vagueza, pero eso es otra historia.

Han transcurrido más de treinta minutos. El número 268: Aleluya. Una arisca mujer de cabello corto me recibe con un refunfuño.

- Me gustaría votar por correo -le anuncio.
- Entonces tienes que ir al mostrador de enfrente.
- Y... ¿luego?
- Vuelves. Coge otro número.
Se queda tan ancha tras informarme de tan trágica desventura. Y es que otra cola se va a hacer más tediosa si cabe.

Como no me queda otro remedio que acarrear con su decisión oficial, me dirijo al mostrador de enfrente y saludo al empleado. Tengo suerte: es muchísimo más simpático. Empiezo contándole mis peripecias en el otro extremo de la sala y, dicho esto, le doy el mismo anuncio que a su agradable compañera.

- Mira, coge estos papeles de aquí y los rellenas. ¿Tienes el DNI?
- Sí, sí.
- Pues nada, eso. Manda huevos, todos los estudiantes votando ¡Si no vota nadie!
Le miro con aire grave y le contesto "En las democracias es importante participar", a lo que él me responde con una sonrisa.

Ya estoy completando los formularios. Ando tan perdida como antes, cuando buscaba la oficina. Voy pidiéndole indicaciones al campechano señor.

- ¿Esto qué es? No lo entiendo, está en vasco.
- Euskera. Éstos de Tudela...
El buen humor todavía no se me ha ido, así que le doy licencia para meterse conmigo. El hombrecillo que hay a mi vera me defiende, pues parece haber sufrido como yo la maldad de Correos y Telégrafos, y me hace recordar las alcachofas de mi madre.

- Ay, Tudela... ¡Qué verduras!
Le he ido explicando al empleado por qué voto por correo y no retorno a mi alma máter para ello: estudios, exámenes, blablabla. No parece comprenderlo, y menos la manía de votar en las elecciones europeas que tenemos los jóvenes.

- Ya le digo yo a mi sobrino: "¡Cómo deje el país en tus manos, bien vamos!"
- Ya será menos...
- ¿Tú qué estudias?
- Periodismo.
- ¡Uy! ¡El cuarto poder, qué peligro!
La historia es que después de tan apasionada conversación tengo que abandonar a mi contertulio para esperar de nuevo. Todo caras nuevas. Parezco ser la única pringada que se ha equivocado de proceder.

Unos quince minutos más tarde vuelvo a ver a mi amiga la arisca. Le entrego los papeles, rogando por que esta vez todo haya sido correcto en mi actuar. Parece que sí. El sello dicta sentencia: chas. "Hala, rica. Ya te puedes ir", se me antoja oír en sus pensamientos cuando me devuelve un par de resguardos.

Las manecillas de mi reloj rozan las dos y media. El estómago me ruge, y cuando por fin huyo de allí con un hambre feroz, tarareo Bailando emulando a Alaska, no sin razón tras soportar estoicamente más de 60 minutos de tedio.

Paso por debajo de los criticones cartelazos de campaña de los dos partidos estrella y a mi lado caminan un trío de chicos lamiendo un helado. Empieza a lloviznar. El tiempo está loco. Y el mundo también, me digo, sonriendo para mis adentros.

Escuchando... Bailando, de Alaska y Dinarama.



Hablando de la cancioncita, ¡mira que es pegadiza!

9 comentarios:

javixu dijo...

La vida cotidiana y sus historias, y haces muy bien votando; yo también lo hago.
Al menos creo que merece la pena que lo haga todos nuestros antepasados (especialmente por las mujeres) que no tuvieron oportunidad de votar.
Y porque tengo inquietudes políticas, eso también, jeje.

Un besito periodista!

Álex Garaizar dijo...

<<"En las democracias es importante participar", a lo que él me responde con una sonrisa.>>

No estaría tan seguro de que sea importante participar. A veces pienso que sería mejor que la gente que no sabe (y tengo la tentación de inclinarme precisamente por nosotros los jóvenes) debería abstenerse de votar o hacerlo en blanco. En España la democracia es en muchos casos algo utópico. Los nacionalistas se obcecarán en votar a los suyos, y los políticos nacionalistas se encargarán de alimentarlo. Así lo harán el PSOE, yendo de súper-izquierdas y el PP, yendo de súper-derechas. De esta forma, la sociedad se polariza y cada uno tiene asegurado un buen puñado de votos. Viendo las "discusiones" del Parlamento se le quitan a uno las ganas de votar.

Él probablemente te respondió con una sonrisa porque pensaría "estos jóvenes idealistas...". Además, en estas elecciones los políticos quieren ver que tienen apoyos en España, se la suda si sacan un diputado más o menos para un Parlamento de 700 y pico diputados, porque al final le lamerán el culo al país vecino de turno, como han hecho siempre.

Unknown dijo...

Cáscaras,algo parecido me pasó a mí. Es lo que tiene chorreos y telegrafos,no es Seur.

Alex,el Parlamento español tiene 350 escaños,y no seas tan
demagogo. Demos gracias a que tenemos la libertad de votar sin coacción,a diferencia de lo que pasa un poquito al norte de Pamplona. Cuidense

Dani dijo...

Vale. Yo, como siempre, no me fijo en el fondo, sino en el detalle y en la forma. Y tengo que decir que si esta chica no vale para periodista, ya podríamos ir jubilando a los demás "monstruos" del periodismo. Qué asombrosa manera de hacer interesantes hechos cotidianos y diálogos semi-vulgares.

Marta González Coloma dijo...

Muchas gracias por comentar a todos.Y un especial saludo a Dani por sus halagos (y por su humildad, pues él escribe divinamente).

Yo seguiré en mis trece, no discutáis, al fin y al cabo el voto es personal y no pretendía hacer esta entrada política, sino anecdótica :)

Álex Garaizar dijo...

Álvar, creo que quedaba bastante claro que no hablaba del Parlamento español.

Y en Euskadi no hay ninguna coacción, lo que hay es ignorancia de la gente que no vive allí.

Marta González Coloma dijo...

Por favor, las disputas políticas a una entrada política, no quería desencadenar riñas :S

Anónimo dijo...

Yo estoy totalmente de acuerdo con la opinión de Álex punto por punto, no se ha podido expresar mejor. Corroboro todo lo que ha dicho.

Sinceramente, estoy demasiado desencantada con la política de este país como para votar.

Un besín Marta.

Anónimo dijo...

Era yo, Arantza. :P

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