martes, 25 de noviembre de 2008

Misión cumplida

Primera prueba superada. A pesar de todos los miedos y de la incertidumbre que me rodeaba, las cosas han salido bien. Más que bien, incluso mejor de lo que esperaba. Dos encantadores notables tanto en Historia de la Comunicación como en Economía. Los resultados entre mis compañeros han sido dispares, así que, a los que han suspendido alguno de los exámenes o los dos, les animo a que centren todos sus esfuerzos y se den un pequeño empujoncito en febrero, ¡seguro que sacaréis la materia adelante! Y, por una vez, me permito ser egocéntrica por todo el morro y me permito también dedicarme un Olé, porque estoy orgullosa de que mi esfuerzo haya servido para algo (esforzarse casi siempre sirve para algo, menos mal :) ) Nota aclarativa: sí, Íñigo, sí, el curso que viene te dejaré mis apuntes de Economía (pero a cambio me tendrás que compensar con una suculenta y abundante ración de lentejas medievales cocinadas a la antigua usanza xDDD)

El tema principal de estos dos primeros días de la semana ha sido las esperadas y temidas calificaciones, pero, en otro orden de cosas, apuntaré que ayer el señorito del alféizar me instó a correr bajo la lluvia para celebrarlo (sí, curiosa forma de celebrar cosas... ¬¬), y que he acabado más constipada de lo que estaba. Aún así, para el regocijo de mi querido dueño y señor de los alféizares, diré que hacer ejercicio de vez en cuando no perjudica la salud (creía que sí, cansarse tanto no puede ser bueno, eh, chiqui... :P), y añadiré que lo pasé genial. Como siempre lo paso contigo, no es de extrañar...

Tanto el lunes como hoy, martes, han sido unos días muy... ¿frasísticos? Vaya, que nos hemos reído mucho. Las frases célebres no sólo han surgido en Historia de la Comunicación, también en otras asignaturas; pero empezaré con las primeras por ser las más populares :) Dado que no ha ocurrido nada demasiado relevante, una buena dosis de humor nunca viene mal a las entradas xD Ahí van las primeras:

A veces ponen películas tan malas en el autobús que te dan ganas de tirarte por la ventana y morir.

¿No conocen esa revista? Ja ja ja, me parto el bazo
(no lo había oído en mi vida xDDD)

Qué pequeños son, ¡tienen tanto que aprender! Mira que no conocer esa revista... (vuelta al pasado, al día en el que nos dijo lo de los ositos de peluche...)

¿Han estado alguna vez en Hollywood? Es un sitio muy hortera, pero... ¡es tan divertido!

En el paseo de la fama de Hollywood hay un montón de estrellas con las huellas de los actores y tal. Está la de R2D2 y todo. Yo me hice muchas fotos con huellas de robots, ¡me encanta esa saga!

Llega un español al paseo de la fama y se hace una foto con la estrella de Antonio Banderas, ja ja ja
(risa irónica total)

Si van a Hollywood, no se olviden de ir al cementerio. Ahí están enterradas todas las estrellas. La tumba de Marylin Monroe es interesante. De hecho, le hice una foto, se la enseñaría si la tuviera, pero el caso es que la borré, guiada por la escasa habilidad tecnológica que me caracteriza (risas) Bueno, pues eso; la tumba de Marylin tiene unos labios rojos ahí, ¡pap! (muy onomatopéyica la aclaración xD) Es muy hortera, pero... ¡es tan divertida!

Ah, también fui a Malibú. Ahí tienen los famosos sus mansiones, mansiones tremendas, por cierto, muy horteras, sí, pero divertidas.
(se queda pensativa y añade)
Me pregunto para qué querrán tener veinticinco baños los famosos. Bueno, pensándolo bien, estaría bien tener una mansión en Malibú. Podrías usar un baño para cada día del mes, je je.


Uno de los mejores momentos de las últimas cuatro lecciones de Historia de la Comunicación ha sido, sin duda, el acontecido hoy al inicio de la primera hora:

A ver, imagínense: tienen ustedes un 3 en el examen de noviembre. Si sacan un 6 en el de febrero, aprobados. 6 más 3 es igual a 10 (murmullo. Después de miles de murmullos y de que ella no se enterase de la errata, se queda pensativa y se acaba por dar cuenta) 6 más 3, 10... ¡Ahí va! ¡Que es 9! (carcajada inmensa y total de toda la clase, incluida la de ella ^^)

Esta mujer es la monda. No hay día que me aburra en sus clases. Y además le tengo aún más cariño desde que me puso tan buena nota ^^

Antes de terminar, tengo que añadir alguna que otra frase más. Tenía pensado transcribir las de Aurell, pero mi cabezota no da para más hoy (dadas las circunstancias, han pasado ya las once de la noche y tengo un dolor en las sienes flipante, se empieza a acumular el cansancio y mi cuerpo demanda la camita...), así que cuando las recuerde las pondré. Sólo decir que su última clase fue de un estilo muy políglota: habló en inglés, italiano y francés xD Es encantador este hombre. A veces hace gracias que no las entendemos pero sólo al oírle reír te dan ganas de reírte a ti, es muy pero que muy contagioso...

Aludiendo especialmente a todos mis compañeros del grupo 4 de las prácticas de Discurso (han salido mejor de lo que esperábamos, al fin y al cabo...), recopilaré acto seguido los incidentes más sonados de la tarde. Empezaré con las frases de Josean:

Yo es que soy un "ciberpaleto" (que corrobore esto Álex: no podía respirar de la risa xDDD)

(Aparece la grabación de Claudia en pantalla, pobrecita xD) ¡Aquí tenemos a la representante de los doloridos! (había hecho una exposición sobre la explotación infantil) Sólo falta poner al fondo a un niño con moscas en la boca (ha sido muy cruel este Josean U.U) Voy a mandar tu vídeo a Ana Rosa Quintana.

Natalia, se agradece que hables de temas como el pez globo.

Un día tenemos que hablar tú y yo de vinos
(a Edu, que se escondía debajo de su chaqueta de la vergüenza que le suscitaba su grabación, que, para el caso, ha sido mejor que la mía... ¡mono bananero,ña!)
Bueno, no recuerdo más, pero no dudéis, iré recopilándolas. Los comentarios en los visionados suelen ser demasiado hilarantes como para soportarlos estoicamente (se me está empezando a ir la pinza ya, menudo sueño tengo...)

Por cierto, Álex, cuidado con el uso de las esdrújulas :P

Y ahora, lo que todos esperábais, lo que todos estáis aguardando con impaciencia, lo que todos queréis leer... ¡tachán! Un recuerdo al vídeo infiltrado de Santi. Pero bueno, qué descojone. Empieza a mover las manos, escenificándolo todo. Cuando habla de un lápiz digital extiende las manos como si lo estuviera cogiendo; cuando comenta la superposición de capas en la pintura digital, ¡superpone también sus manos!; y, lo peor de todo... ¡HABLA DEL JAMÓN COMO UNA COSA BANAL! (para entenderlo hay que escuchar su tono xDDD)

Ya basta por hoy, hala, que tenéis entrada para rato.

Por cierto, ¡mañana tendré entrada para la carpa! Se la he encargado a una chica de mi residencia, que me la comprará gustosamente, es más maja la moza... En fin, habrá que ir haciendo planes concretos. ¡Además viene Lolo de fiesta con nosotras! :D

Un besito.

Leyendo... El juego del ángel, de Carlos Ruiz-Zafón

Un lienzo de bruma descendía sobre la calle Santa Ana
cuando llegué al portal de la librería. El librero y su hijo vivían
en el primer piso del mismo edificio. Sabía que las seis de la
mañana no eran horas de llamar a casa de nadie, pero mi único
pensamiento en aquel momento era salvar aquel libro, y tenía la
certeza de que si mi padre lo encontraba al volver a casa lo
destrozaría con toda la rabia que llevaba en la sangre. Llamé al
timbre y esperé. Tuve que insistir dos o tres veces hasta que oí
la puerta del balcón abrirse y vi cómo el viejo Sempere, en bata
y pantuflas, se asomaba y me miraba atónito. Medio minuto
más tarde bajó a abrirme y en cuanto me vio la cara todo asomo
de enfado se evaporó. Se arrodilló frente a mí y me sostuvo por
los brazos.

—¡Dios santo! ¿Estás bien? ¿Quién te ha hecho esto?

—Nadie. Me he caído.

Le tendí el libro.

—He venido a devolvérselo, porque no quiero que le pase
nada…

Sempere me miró sin decir nada. Me tomó en brazos y me
subió al piso. Su hijo, un muchacho de doce años tan tímido que
yo no recordaba haber oído nunca su voz, se había despertado al
oír salir a su padre y esperaba en lo alto del rellano. Al ver la
sangre en mi rostro miró a su padre, asustado.

—Llama al doctor Campos.

El muchacho asintió y corrió al teléfono. Le oí hablar y
comprobé que no estaba mudo. Entre los dos me acomodaron
en una butaca del comedor y me limpiaron la sangre de las
heridas a la espera de que llegase el doctor.

—¿No me vas a decir quién te ha hecho esto?

No despegué los labios. Sempere no sabía dónde vivía y no
iba a darle ideas.

—¿Ha sido tu padre?

Desvié la mirada.

—No. Me he caído.

El doctor Campos, que vivía a cuatro o cinco portales de allí,
llegó en cinco minutos. Me examinó de pies a cabeza, palpando
los moretones y curando los cortes con tanta delicadeza como
pudo. Estaba claro que le quemaban los ojos de indignación,
pero no dijo nada.

—No hay fracturas, aunque sí unas cuantas magulladuras
que durarán y dolerán unos días. Esos dos dientes habrá que
sacarlos. Son piezas perdidas y hay riesgo de infección.
Cuando el doctor se marchó, Sempere me preparó un vaso de
leche tibia con cacao y observó cómo me lo bebía, sonriendo.

—Todo esto por salvar "Grandes esperanzas", ¿eh?

Me encogí de hombros. Padre e hijo se miraron con una
sonrisa cómplice.

—La próxima vez que quieras salvar un libro, salvarlo de
verdad, no te juegues la vida. Me lo dices y te llevaré a un lugar
secreto donde los libros nunca mueren y donde nadie puede
destruirlos.

Los miré a ambos, intrigado.

—¿Qué lugar es ése?

Sempere me guiñó el ojo y me dedicó aquella sonrisa
misteriosa que parecía robada de un serial de don Alejandro
Dumas y que, decían, era marca de familia.

—Todo a su tiempo, amigo mío. Todo a su tiempo.

Me gustó más La sombra del viento, pero, a pesar de todo, Ruiz-Zafón me encanta...
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