domingo, 28 de diciembre de 2008

Inocente, inocente...

Me he levantado dándome cuenta de que hoy es el día de los inocentes y de que tengo que hacer alguna tontería a alguien, para hacerle pasar un mal rato, todo con mucho cariño :) Y también me he levantando cansada, terriblemente cansada, a pesar de que he dormido más de ocho horas (cosa rara en mí) He llegado a la conclusión de que cuanto más duermo, más cansada me levanto, quizás por acomodarme demasiado bien en la cama y quedarme apegada a ella...

Me dejaré de divagaciones, porque la entrada de hoy va a ser corta. Hace justo una semana que escribí por última vez, y ciertamente no es que tenga nada destacado que contar, porque estas Navidades están siendo como todas, con las típicas celebraciones. Ya ha pasado Nochebuena y Navidad, rodeada de la familia. Me he llevado una decepción al irse al traste el magnífico plan de viaje a Burgos que había trazado; lo dejaremos para otra vez. Ya he asimilado que no voy a verte hasta el día 8, así que me lo he tomado bien y con relativo optimismo...


A todo esto, tengo un serio problema con las noches de fiesta últimamente: salgo y me aburro más de lo normal, me aburro tremendamente... Me parece que la causa es Tudela. Me gusta mi ciudad pero ya no me divierte demasiado, aunque esté con mi gente. Prefiero estar con ellos haciendo otra cosa que saliendo de fiesta... Es algo... extraño. Igual se debe a mis continuos remordimientos de conciencia porque siempre me quedo con la sensación de que debería estudiar más, en este caso para los exámenes de febrero (que en realidad empiezan en enero).

Otro post más detallado y con fotos después de la cena de "Nochevieja" con las amigas de este martes :D Ya está preparado el regalo de mi amiga invisible, sólo falta hacer una tarjeta decente con un poco de arte y maña...

A todo esto, ayer, haciendo gala de mi trabajado sentido del equilibrio, me caí en un charco. Olé.


Escuchando...
Fix you
, de Coldplay.




1 comentario:

Dani dijo...

Tu trabajado sentido del equilibrio me recuerda a mi innata capacidad de, habiendo varios charcos en la calle, evitar todos excepto el más profundo.

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