viernes, 17 de abril de 2009

La mitad de un año...

Esa sensación ha regresado. Hace casi dos meses que la experimenté por vez primera. Hoy parece haber vuelto a mí, pero de una forma todavía más intensa, diciéndome mucho más de lo que se podría expresar con letras engarzadas.

Tengo amontonadas en mi interior tantas, pero tantas cosas que decir y, por supuesto, tantas emociones, que me cuesta trabajo ser ordenada en esta especie de exposición sentimentaloide. Eso es lo que puede parecer a simple vista, pero es mucho más; es una necesidad, una especie de explosión del bullicio que hay en mí.

Con seguridad, me ha sucedido exactamente lo mismo que aquellos primeros días de febrero. Vuelvo a la vida corriente, con sus placeres y sus obligaciones, con sus mases y sus menos... Pero parece que he salido de un sueño, de un maldito cuento de hadas que se acaba, a pesar de que me resisto. Acostumbro a disfrutar de ese dulce cuento en pequeñas porciones, sabiamente disgregadas, pero hay veces, como estas, en la que llega el empacho. Y ese dulcísimo empacho de amor es lo que me pierde. Vuelvo, y todo me parece banal. Todo se me antoja minúsculo en comparación con lo que llevo dentro. No puedo comprender que muchas de las cosas que me rodean sean tan asimilables comparados con el enorme e inabarcable sentimiento que me copa por dentro.

Algo así acontece en mi mente: es tan espectacular la emoción, que las palabras se revuelven, las letras se combinan de mal manera y las ideas se entremezclan. Tal emoción rompe absolutamente todos mis esquemas, pero el hecho de que me haga tremendamente feliz no es mala señal...

Sobra volver a mencionar ese sentimiento tan transparente que me atraviesa y me deja extasiada; de hecho, comienzo a percatarme de que van sobrando las líneas y que un te quiero no acumula ni por asomo toda la entrega y cariño que debo a una de las personas más grandes de mi vida.

Gracias. Por todo. Especialmente... por seguir haciendo que sea tu reina, de trono inmerecido.

Hoy, me has hecho llorar de felicidad. Otra vez.





Never know I could feel like this...

2 comentarios:

Iraia dijo...

¡Qué bonito! Cuanto amor se respira línea tras línea.

Dani dijo...

Este sentimiento es tan personal que me da cosa comentarlo. Sólo diré que precioso^^
Pero de individual tiene poco; a todos nos pasa. Aunque, eso sí, a cada uno a su manera. (Quedarse en el 'te quiero' es, además de escaso, bastante poco original.)

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